viernes, 9 de enero de 2009

Un regalo para el Blog "El Saber y el Sentir"


Sucedió un día que el Saber y el Sentir se encontraron.....

El Sentir como siempre permaneció en silencio, observando, atento; el Saber lo miró con desconfianza; pensaba y pensaba que era esto, porqué estaba ahí con esa cara placida mirándolo. Yo soy el Saber le dijo, tengo el poder, yo soy el que define con la sabiduría que me da el conocimiento a quien le permito mirarme. Lo observó un momento más y se fue, molesto con el Sentir. El Sentir permaneció en silencio, con su cara tranquila y miró como se alejaba el Saber.

Cierto día, el Saber estaba junto a sus amigos, muchos otros Saberes, se juntaron para una competencia de Saberes, todos muy expectantes y ordenados, se veían muy lindos, estaban orgullosos, cada uno creía ser el mejor Saber y ese día debían demostrarlo, se habían preparado mucho y todos querían ganar. ¡Tanto aprendido!, era necesario que los otros Saberes pudieran darse cuenta que habían trabajado duro. De pronto, se abrió una puerta y entró un señor muy grande, fuerte, imponente, dejó la puerta abierta y avanzó muy serio, miró a los Saberes y les dijo ¿acaso pensaban partir ésta competencia sin mi? ¿Cómo podrían ganar sin mi?, los Saberes lo miraron y vieron al señor Ego mientras les decía, soy yo quien les hará ganar. Ahora podemos iniciar la competencia.

En una esquina de la sala, había un invitado invisible, estaba muy silencioso; él los veía a todos. Desde lejos, el Sentir observaba, se quedó muy quieto en calma.

Se inició la competencia, cada Saber debería demostrar porque era un Gran Saber. Al iniciarse la competencia, el primer Saber quedó muy sorprendido al mirar que su contrincante no era otro Saber, sino que en frente estaba sentado un Sentir, pensó bueno da igual, yo soy un Saber y será más fácil aún competir con un Sentir; el tiempo transcurría y el Saber desplegó toda su maestría del conocimiento, todos estaban muy impresionados, sabia muchas cosas; el ego a su lado estaba muy firme y orgulloso, el Sentir en frente hablaba bajito, tan bajito que el ego de pronto empezó a cansarse porque no lograba escucharlo, se quedó desconcertado sin Saber que hacer, bajó sus brazos, se sentó hacia atrás dejando solo al Saber.

Poco a poco fueron pasando los competidores y se volvía a repetir lo mismo, los egos no lograban escuchar y se iban haciendo a un lado para dejar al Saber solo.

Paso de pronto, que un Saber miró hacia atrás y vió que en la esquina había algo, no lograba ver que era, miraba y miraba y no lograba ver, pero sabia que había algo; miró tanto que se cansó y lentamente cerró sus ojos. Grande fue su sorpresa cuando lo vió!!!!, descubrió que había un Sentir, corrió a la esquina y le dijo, amigo ¿ que haces aquí solo y escondido?, El Sentir le dijo, yo no estoy escondido, he estado aquí siempre mirándolos, es una linda competencia; y entonces el Saber le dijo, porque no participas, a lo cual le Sentir le contestó, “si cierras los ojos te darás cuenta que si estoy participando y de hecho vamos ganando”. El Saber volvió a mirar la competencia y desde ese rincón lo pudo ver, el Saber estaba siendo derrotado por el Sentir y estaban todos desconcertados nadie entendía que estaba pasando.

El Sentir que estaba en el rincón le dijo al Saber, ¿quieres que vaya contigo cuando compitas? El Saber sin dudarlo dijo ¡¡ si !! Quiero que me acompañes, me siento mejor sabiendo que estas ahí, aunque no te vea siempre.

Un momento después, le tocó el turno a este Saber, en cuanto se sentaron el Sentir le dijo, cierra tus ojos para que puedas ver bien a tu oponente, lo verás como es de verdad y cada vez que lo hagas yo estaré ahí contigo. Cerró sus ojos y lo vió, frente a él estaba un Sentir que lo miraba con una cara muy hermosa, lentamente la competencia abandonó la sala y el Saber y su Sentir conversaron en armonía con el otro Sentir que ya no era un competidor, era un ser mágico, fue la mejor conversación que un Saber haya tenido jamás.

Los otros Saberes juntos a sus egos observaron y poco a poco fueron cerrando sus ojos también hasta que cada uno encontró a su Sentir en la sala.

Al terminar el último turno, todos los Saberes se miraron y declararon la competencia desierta, no habían ganadores o perdedores, era imposible elegir que Saber junto a su Sentir era mejor, todos eran distintos, todos juntos era mejores aun. Ese día, nació el amor genuino, Saberes y Sentires unidos le dieron origen y desde ese día, se vean o no, saben que están siempre juntos, cuando se pierden y aparece este señor grande llamado Ego, solo cierran los ojos para poder ver con claridad y escuchan el sonido del corazón para volverse a encontrar.


Claudia, Dic 2008.


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